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sábado, 30 de noviembre de 2013

EXO: Diario del Capitán Wedge T.McCoy. 2

Tras el salto hiperespacial, llegamos finalmente al sistema Bora, el cual en un principio parecía totalmente normal, salvo cuando vimos una nave Boron atacando a este peculiar planeta, ya que su rotación es como un rodillo, dejando una parte del planeta permanentemente a la luz solar y otra en la oscuridad, con unas temperaturas extremas. No obstante siendo habitable en la zona de la penumbra.

Fuimos recibidos por dos cazas, pero gracias a mi valía como piloto pudimos llegar a la superficie del planeta y ver el genocidio que los Boron estaban practicando al arrojar bombas limpias contra el principal nucleo urbano de la RFP. Habían arrasado con el espacio puerto, con las instalaciones militares y con la zona de representación gubernamental y diplomática. No obstante los arravales de la ciudad permanecían relativamente intactos.

Aterrizamos en un parque urbano y gracias a la colaboración local, pudimos averiguar donde estaba el desaliñado grupito que buscábamos, por desgracia, nuevamente quedaban fuera de nuestro alcance, no obstante gracias a nuestras averiguaciones, un camarero tyrano, nos indicó que su jefe había vendido su nave a estos viajeros estelares y que averiguaríamos más del embajador del Imperio Oeniano, si seguía vivo, claro. Por desgracia Boggus McKlaine se emborrachó, así que tuve que ponerlo bajo arresto el oficial Zayak (¡Ya he logrado aprenderme su nombre!). Tras eso, Iskander, Zayak y yo nos dirigimos al districto de las embajadas, donde pudimos contemplar el rostro de la guerra, el que representó aquel lejano artísta de otro tiempo y otro lugar sobre el daño que recibe la población inocente cuando le atacan vilmenete y sin piedad.



Entre los restos de la embajada, donde por desgracia no pudimos encontrar a ningún superviviente, hallamos sobre lo que antes era una estatua ecuestre, un coche blindado oeniano, bastante hecho polvo, volcado y destrozado. Sus tripulantes estaban muertos a excepción del embajador, el cual por desgracia estaba bastante moribundo. No obstante y de forma muy criptica, nos advirtió de lo que buscanban los Iorendi, a un ser dual, al cual los Eisil adoraban como una deidad, y nos reveló finalmente las coordenadas de salto.

Volvimos al transporte y no había nadie a quien evacuar, cabe decir que en un primer lugar, los locales creían que el ataque había sido por parte de los desertores de De la Rosa, que había desertado con el 90% de la 6º flota, de hecho nos pidió el mismo gobierno durante el trayecto, que introdujeramos posición y nombres de los tripulantes para saber donde nos situábamos y si no estabamos con los desertores. La gente creía que se trataba de un ataque de la 6º flota quedando bastante sorprendidos cuando afirmamos que era una nave Boron. Al salir del planeta tuvimos otra frenetica persecución, dónde aunque dañaron la nave y nos conminaron a rendirnos, logramos saltar al hiperespacio con más suerte que otra cosa e informar al Desera III del ataque y que nos dirigíamos a su posición, la cual era la misma a la que se dirigía el grupito desaliñado, compuesto por un pato antropomorfo verde, un Eisil, un Lixnel, una persona con una túnica de algas encapuchada y Carlos. Este último era un ecoterrorista que trata de reivindicar en contra de la expansión de la R.F.P a base de volar colegios y cosas así.

Más por suerte que por otra cosa, llegamos al Desera III, allí nos topamos con que la situación era bastante tensa, pues en la colonia minera donde se situaban el desaliñado grupito, no solo estaba nuestra nave madre, si no también una flotilla verriana y el mismo destructor Iorendi afirmando que buscaba a Carlos que según ellos estaba liberando un virus entre la población, la misma escusa que en la estación espacial. Me comuniqué con nuestro capitán, el cual nos autorizó a aterrizar en el Desera para las reparaciones, los Iorendi nos analizaron y vieron que nuestra nave de exploración no suponía una amenaza  para ellos y los verrianos que muy amablemente se ofrecieron a escoltarnos con un par de cazas.

Pasamos un par de dias en la nave, donde se masticaba la tensión en el ambiente, aunque finalmente acabó haciendo aparición la 5º flota de la R.F.P, a la cual pertenecemos, lo que celebramos con numerosos vítores de alegrías. Los diferentes altos oficiales de la flota, decidieron entonces, mandar un equipo médico a la colonia minera y a nosotros infiltrados dentro de el para dar con el grupito. En prinicipio resultó fácil y nos acabamos topando con el pato verde, tras tener a Boggus preguntando por el. Tras encontrarnos nos encañonamos aunque expresé mi deseo de hablar con ellos. Carlos nos acusó de imperalistas y demás cháchara de niño de papá que pone bombas por aburrimiento, pero el resto nos comentó que la persecución de los Iorendi se debía a que entraron por error en su zona, esto nos pareció monstruoso e insuficiente para semejante cacería que se había cobrado muchas vidas inocentes, así que informamos al almirante, el cual nos autorizó escoltar al grupo hasta su nave, llamada Oscuridad, y que serían escoltados por 3 fragatas de la R.F.P. El grupo se despidió de nosotros bastante agradecido, no obstante los Iorendi amenazaron con tomar represalias, finalmente abandonando el sector, cosa que hicieron luego los verrianos, tras ver finalizado su papel de mediadóres en el conflicto.


El almirante nos felicitó por nuestro trabajo, pero nos dijo que la llamada de socorro, cerca del planeta helado seguía en pie, salvo que la llamada nos había desviado 7 años luz, de forma al parecer intencionada, de la nave averiada. Así que nuevamente partíamos en pos de ese SOS, para servir a la R.F.P y a sus intereses.

Capitán y jefe de ala Wedge Tiberio McCoy. Corto y cierro.

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