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miércoles, 14 de septiembre de 2016

Crítica a Tarde para la Ira.

Raul Arévalo debuta en la dirección con esta propuesta de cine negro cañí, siguiendo la estela de la Isla Mínima, Grupo 7, Magical Girl o Celda 211.  Se podría afirmar, que existe ya un subgénero cinematográfico propio sobre este tema; crímenes, misterios, venganzas y violencia bajo la pátina de lo más cotidiano de nuestra piel de toro y de nuestra idiosincrasia, heredero del cine kinki y un impulso revitalizador de la filmografia española, tanto que ya se oyen cánticos de queja contra "otro thriller español más". No obstante sigo con atención este nuevo género y su presencia en los medios y acostumbro a no faltar a ver estas películas.

Raul Arévalo no decepciona en su primera vez tras la cámara. Opta por filmar a cámara en mano, planos subjetivos y cercanos, alarga y acorta a placer. Siempre al servicio de la narración, los planos generales son contemplativos y llenos de vida o de odio o de amor. Llega a mostrar con talento la intimidad de una pareja o la crueldad de una muerte, la soledad de los personajes o el sentimiento de la ira y como se dejan llevar por este pecado.

La película versa sobre un viaje al infierno, como Curro, interpretado por Luis Callejo, un hombre recién salido de la cárcel y que busca normalizar su vida, es arrastrado en un ad inferos por un misterioso personaje dominado por la venganza y el odio. Se establece aquí un duelo interpretativo entre Antonio de la Torre y Callejo donde la incertidumbre predomina a lo largo de todo el relato.

Tanto la fotografía como la banda sonora están deliciosamente planeadas al servicio de la violencia y la tensión de la cinta. Tambores rítmicos, casi rituales, sonando de forma constante, simbolizando este particular duelo a garrotazos. Los personajes son retratados de forma goyesca en su etapa negra, rozando lo retorcido y la pérdida total de humanidad y de sentimientos positivos en este trayecto demencial. La fotografía es de tonos cálidos y secos, evidenciando la torridez del verano peninsular y la desolación del páramo que es Castilla, tendida bajo el Sol más justiciero y con total falta de clemencia hacia los personajes.

El elenco está totalmente atrapado por sus pasiones y sus odios y se mueven presos de estos deseos y sentimientos negativos, haciendo que la tragedia sea palpable a cada momento de la película y creando una sensación de intranquilidad en el espectador conforme la película avanza.

El guión peca si acaso de ser un poco tramposo y dejar algunos cabos sueltos sin resolver o que se dan por supuestos, no obstante no deja de ser un producto de altísima y notable calidad, demostrando que con pocos medios se pueden hacer grandes productos culturales y muy a la altura. Una película no apta para cualquier estómago pero sin embargo, altamente recomendable.

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