Civilization II

Seguimos hablando de segundas partes, y me alegra mucho ver que a la gente le ha gustado la idea y que poco a poco cuaja. En esta ocasión, pienso comentaros un clásico juego de estrategia con ambientación histórica.

Ni más ni menos que el Civilization II, surgido allá por febrero de 1996. A pesar de la sencillez del juego, marcó época, reeditándose una y otra vez y conociendo numerosas partidas multijugador. Además siendo adaptado para PlayStation y PC, y yo personalmente, lo he jugado en ambas versiones.

El juego se supone que se enmarca en un contexto histórico, desde los orígenes de las diferentes civilizaciónes hasta la era espacial. Y precisamente en esto, es donde falla su parte histórica, por que entre las civilizaciónes a escoger, están los españoles, los estadounidenses, los vikingos, los zulúes, los mongoles, los romanos o los siux.

No obstante, esta diversidad de civilizaciones, todas comenzando en la época de la Revolución Neolítica. Lo cual es sumamente absurdo, la mayoría de civilizaciones que muestra, o tienen un origen tardiomedieval, modernista o de la propias Edad Contemporánea, además de la incompatibilidad no solo geográfico, si no temporal.

Es completamente imposible que romanos y aztecas se encontrasen, así como vikingos y estadounidenses. Por lo demás el desarrollo de tu civilización con respecto a la línea cronológica real, es completamente absurdo e inverosímil. Llegando a tener mosqueteros en el años 876 o a tener tanques en 1780.

El juego cuenta a su vez con dos campañas históricas. Una en el plazo de 200 años que es el periodo del auge de la República Romana y su conversión a Imperio, además de su expansión militar y económica por el Mediterráneo.

El hecho de que puedas actuar con la civilización que guste y cambiar la Historia, no lo veo negativo, a fin de cuentas, no deja de ser un juego, pero que en 200 años, pases de tener legionarios romanos, con pilum y gladius a divisiones acorazadas con helicópteros, portaaviones y misiles nucleares, lo veo como una deficiencia de el juego.

La otra campaña histórica es la II Guerra Mundial, donde nuevamente se muestra este deficiente desarrollo en las civilizaciones.



Es cierto, que estos juegos tienden a generalizar la estética, por lo que una misma unidad, por ejemplo dragones, aparece igual, solo cambiando el color en el escudo donde aparece la barra de vida de la unidad, sea cual sea la civilización. Además de llegar al absurdo de con los Zulús, desarrollar la carrera espacial, o de tener armas nucleares con los Sioux.

No obstante, y debido a la época que se hizo el juego, estas carencias, se convierten en virtudes entrañables, llegando a muchos absurdos desde el punto de vista histórico. Pero proporcionando numerosas horas de diversión a los jugadores.

Por lo demás, el sistema de tecnologías, batallas, comercio y alianzas, es sumamente sencillo, haciéndolo asequible a cualquier jugador. Así como el sistema de impuestos o de cambio de gobierno, teniendo el jugador que controlar el gasto en inversión científica, impuestos para desarrollar tu imperio o los lujos para la población, manteniendo el equilibrio para satisfacer a tu pueblo, a los ministros. Otra curiosidad, era la construcción de Maravillas, para aumentar el prestigio de tu civilización, así como obtener interesantes bonos a lo largo del juego. Por ejemplo la Gran Murallla (aunque la construyeras en Talavera de la Reina) impedían que otras civilizaciónes te atacaran cuando te negabas a algo.



Como dato curioso, el sistema de diplomacia y alianzas era sumamente curioso, llegando un enemigo inferior y lejano a amenazarte con la guerra por no cumplir sus exigencias, o por pedirte que declares la guerra a otra facción lejana, llegando tu a llevar todo el peso de la guerra en vez de tu aliado.

A pesar de las numerosas taras del juego, ofrece numerosas horas de diversión, por muy poca memoria en tu pc y posiblemente por muy bajo costo económico. Totalmente recomendable para la diversión, eso si para aprender algo de Historia, mejor mirar en la Enciclopedia Británica.